Matanza de Soria es uno de esos pueblos pequeños perdidos en la provincia de Soria pero pegado a Burgos, a Lerma o a Aranda, entre el Arlanza y el Duero, donde arranca la DO Ribera del Duero. Un pueblo que sólo te sonaría por el sorprendente nombre que tiene. Afortunadamente es el pueblo donde viven las abuelas de Ana Carrazo la joven, muy joven enóloga que a solas y con una tempranillo casi centenaria, presenta uno de los vinos que más han sorprendido a propios y extraños en los últimos meses.
Fui un afortunado porque este vino me lo presentaron en el restaurante La Lobita (una estrella en Navaleno, Soria) hace ya un par de años. Un vino nuevo, recién salido, que se hacía en Soria y que, a pesar del nombre, no tenía nada que ver con el restaurante. En la etiqueta la abuela de la enóloga. Nos dejó muy sorprendidos porque tu esperas una cosa de la DO, de todo ese color en la copa y, sin embargo, te llega algo que se escapa de todas tus previsiones, un Ribera del Duero diferente por fin.
Y así fue como entró La Loba en mi vida. Este vino está en la línea de la nueva filosofía que nos han traído muchos jóvenes enólogos: vinos para beber. Vinos que se han bebido toda la vida en los pueblos en los que a nadie se le ocurría catar un vino, los vinos se toman, se beben para disfrutar y nada más. Mucha fruta y madera la justa para darle elegancia, menos es más. Es lo que han estado viendo toda la vida y así es como quieren hacer hoy en día sus vinos, una manera de homenajear a sus mayores.
Frescura y elegancia son las dos mejores palabras que definen a este vino que es delicado y fino, con este vino no entras a hablar de frutas o aromas porque no te sale, es un vino directo que te gusta y ya está, lo mejor es que es sedoso y te apetece y queda bien absolutamente con todo el mundo, hasta la fecha no he conocido a quien ha puesto un mal gesto a este vino y eso no es bueno porque se hacen pocas botellas y a la buena de Ana se le ha ocurrido intentar venderlas todas, cosas que les dan a los jóvenes, en torno a 25 euros y nosotros cada vez tenemos que mendigar por las botellas en la tienda de rigor. Le irá bien si continúa haciéndolo así y por el respeto que tiene a sus abuelas sabemos que lo seguirá haciendo.