Cocinar con raíz de jengibre puede ser todo un acierto o una catástrofe. Por un lado, tiene un sabor único, cítrico y picante, que aporta una gran personalidad a nuestros platos, consiguiendo un toque inigualable. Por otro lado, al tratarse de un alimento algo diferente a lo que estamos habituados, es probable que muchos duden todavía a la hora de manipularlo para incluirlo en sus recetas.
La primera gran duda que nos surge a la hora de ir a cocinar con jengibre es cómo pelarlo. Su superficie irregular hace complicado el utilizar un cuchillo o un pelador; lo bueno es que tiene la piel muy fina y se puede retirar fácilmente. ¿La mejor opción? Utilizar una cuchara o cucharilla. Simplemente raspando con el canto de la cuchara conseguiremos retirar la piel sin llevarnos demasiada carne de la pieza y sin riesgo de sufrir un corte.
Una vez pelado, hay varias formas de utilizar el jengibre para cocinar: rallado, en aceite o mediante una pasta, son algunas de las opciones más sencillas y socorridas.
Si optamos por cocinar con jengibre rallado tenemos dos opciones de obtenerlo. La primera de ellas es seguir con el mismo procedimiento de la cucharilla, como si peláramos la pieza. Pero si queremos hacerlo de forma más rápida, podemos utilizar un rallador, aunque la textura del jengibre hace que el producto rallado se quede enganchado en los agujeros del accesorio. Para que esto no ocurra, un buen truco es colocar papel de film entre el rallador y el jengibre, manteniéndolo estático y moviendo únicamente el jengibre. De esta forma el papel no se romperá y conseguiremos el producto rallado sin desperdiciar nada.
Un buen truco para rallar el jengibre es usar un rallador y papel de film
Pero si queremos algo más sencillo y rápido a la hora de aromatizar nuestras recetas, el aceite de jengibre es la mejor opción. Basta con pelar y cortar en finas láminas el jengibre, y añadirlo a un cazo con aceite. Se caliente a unos 70 grados durante 3 horas y después se deja reposar alrededor de medio día en el frigorífico. Una vez listo, retiramos el jengibre y conservamos el aceite en la nevera. Este aliño es perfecto para ensaladas, platos de carne y pescados.
Cómo conservar el jenjibre para que no se pase
A la hora de incluir el jengibre en nuestros platos podemos optar por diferentes formatos de jengibre, aunque si lo que buscamos es un auténtico toque fresco, la mejor opción es el jengibre fresco.
El problema es que no se necesita demasiada cantidad para aromatizar un plato, y a menudo las piezas son algo grandes. Para conservarlo en buenas condiciones y que nos dure más tenemos dos opciones.
En caso de ir a consumirlo en poco tiempo podemos guardarlo en el cajón de las verduras envuelto en film transparente. Si por lo contrario buscamos prolongar aún más su vida, podemos congelar el jengibre troceado en una bolsa de plástico. Este método de conservación nos permitirá, además, descongelar solamente la cantidad de jengibre que vayamos a usar.