Los hay suizos, alemanes y hasta daneses con la capacidad para hacer algunos de los mejores vinos españoles. Y, por supuesto, franceses como el caso que nos ocupa. Olivier Riviere es francés. Y como buen francés ha descubierto los grandes viñedos que tiene este país y se ha puesto a hacer vinos que destacan por su personalidad.
Llegó hace muchos años desde su Cognac natal. Antes había pasado por algunas de las mejores bodegas de Burdeos y otras zonas, lo que le permitió hacerse con el nombre que les gusta a estos jóvenes independientes, Vigneron se hacen llamar, Hacedor de vinos, que es alguien que reconoce los mejores viñedos y que es capaz de hacer el mejor vino posible. A La Rioja vino de la mano de Telmo Rodríguez y, como no podía ser de otra manera, se quedó prendado de los viñedos antiguos que se encontró. Entre ellos esas garnachas viejas que, afortunadamente, aún existen y que son capaces de darnos las mayores alegrías de la zona.
Gabaxo se llama este vino y es mucho más que una manera de reirse de sí mismo (porque sólo un francés podría llamarse a sí mismo gabaxo, lo demás se tomaría como un insulto) en ese nombre se encierra todo lo que es este vino, toda su filosofía, su manera de ver el vino. Porque Gabaxo, hecho con garnacha y tempranillo, es un vino diferente, es el vino que piensas que una vez hubo en La Rioja, en todos los pueblos, el vino que se bebía en las tabernas, un vino que tiene su manera de ser elegante dentro de lo rústico. La fruta presente y muy viva, la sedosidad en boca para que sea un trago largo, frescura y una acidez muy equilibrada. Todo lo que hace que un vino esté considerado entre los grandes.
Olivier Riviere centra sus viñedos en una agricultura respetuosa, rondando la biodinámica, pero sabiendo que tiene que presentar vinos que luzcan, vinos que recuperen una historia, o como si alguien hablara a la tierra para pedirle que se produzcan los mejores vinos que la tierra pueda hacer. Un vino de 15 euros que no decepciona siempre que se encuentre.