En ese remanso de paz y belleza que es el barrio donostiarra de Zubieta, el Araeta lleva dos años lleno de vida. En su nueva etapa, esta emblemática sidrería se ha convertido en un versátil establecimiento que no olvida la tradición ni sus raíces, pero que ha añadido grandes dosis de diseño e innovación a sus espacios y a una oferta gastronómica muy cuidada y diferente.
Su cocina utiliza un producto de calidad y de temporada que no es enmascarado
Es un nuevo concepto de establecimiento que sólo comparte nombre y ubicación con su etapa anterior. Araeta sigue siendo ese restaurante con espectaculares jardines y amplios comedores en los que probar una cocina vasca de toda la vida con toques más modernos, pero Araeta es también una sidrería de diseño en la que tradición e innovación se dan la mano.
Ignacio Oñate, su Responsable Comercial y de Eventos, afirma que «queremos poner en valor el mundo de la sidra, ayudar a que evolucione y que haya productos nuevos y de calidad».Así, en Araeta tienen una gama de sidras diferentes a las habituales, como su sidra natural, la Eusko Label, la Amalur (elaborada con manzanas autóctonas y con más toque a madera) y la de pera. Esta última resume a la perfección la filosofía del Araeta: «Somos los únicos que la hacemos, pero ya se elaboraba antiguamente, cuando no se traía manzana de otros lugares», explica Oñate.
La sidrería, con txotx abierto durante todo el año, recibe cada vez más visitas de turistas, sobre todo franceses, que no sólo buscan un gran menú de sidrería, sino a los que también les apetece acompañar los diferentes platos con un buen vino o un gran champán, ya que en Araeta tampoco descuidan su bodega.
Su cocina
¿Y qué decir de su cocina? Uno de los jefes entre fogones, Diego Gelabert, cree que «intentamos hacer una cocina de calidad, pero sin perder nunca nuestra identidad. Por eso nuestra carta no es una cosa de locos, sino que simplemente buscamos platos que estén bien elaborados y con productos de calidad, sin buscar tanto la originalidad».
Es un espacio lleno de vida y actividad, en el que disfrutar desde la mañana a la noche
Es por ello que el producto de temporada es una de las bases de sus menús (del día, a 16,50€; de fin de semana, a 29€; y sidrería, a 35€), que en muchas ocasiones se personalizan a medida del cliente: «Escuchamos sus deseos, conocemos sus necesidades y no decimos que no a nadie porque lo que nos gusta es cocinar. Nos adaptamos a sus circunstancias y necesidades», afirma el propio Gelabert.
Sus especialidades giran en torno a dos ejes: su horno de leña, grande y a la vista del comensal; y su parrilla. En el primero preparan lechazos, cochinillos, pollos...: «En estos tiempos en los que todos buscan las bajas cocciones y las carnes deshuesadas, nosotros apostamos por la calidad», dice este jefe de cocina. En su parrilla, además de txuletas y solomillos, se preparan pescados de temporada, como rodaballos, rapes o merluza, por ejemplo. «No tenemos demasiados productos diferentes, pero lo que procuramos siempre es no enmascararlos. Y la gente está muy contenta así», añade.
Mucha vida
Araeta es un espacio lleno de vida y de actividad. Y es que, por un lado, en esta nueva etapa se han especializado en eventos. No sólo se están convirtiendo en un referente en bodas, sino que también trabajan habitualmente con empresas que quieren organizar en sus espacios, versátiles y funcionales, diferentes reuniones, exposiciones o convenciones. Al respecto, Ignacio Oñate destaca cómo personalizan cada evento a las ideas que tiene el cliente.
Pero, además, en Araeta se organizan muchas actividades para dinamizar un establecimiento que, por su propia naturaleza, tiende a estar lleno de vida desde apertura a cierre: «Preparamos catas de vinos, elaboramos menús de sidrería maridados, organizamos conciertos, nos divertimos con nuestra propia Feria de Abril... Además, estamos muy comprometidos con nuestro entorno».
Araeta, a su vez, es un concepto de establecimiento en el que disfrutar durante todo el día: a media mañana tomar sus pintxos; al mediodía comer a la carta, si queremos hacerlo de manera más formal, o probar sus platos combinados o hamburguesas, en caso de preferir algo más informal; tomar una copa a media tarde o, por supuesto, dar buena cuenta de su menú sidrería o de cualquiera de sus especialidades por la noche.
Tampoco se puede pasar por alto que sus instalaciones han sido renovadas y que sus jardines, en los que se cuida cada detalle, son perfectos para una ceremonia civil, pero también se puede tomar una copa en su terraza. Los más pequeños, por su parte, se divertirán en la zona infantil, tranquila y alejada del tráfico.