Una bodega con historia y con viñedo es capaz de hacer las cosas bien, muy bien y mejor. Le pasa a Lan, en su día supo darle al mercado el mejor Crianza y el mejor Reserva (y sigue haciéndolo hoy en día), supo adaptarse e hizo la mejor selección de un viñedo en concreto, nos dio la excelencia del Lan A Mano, capaces de hacer un vino seleccionado casi racimo a racimo. Supieron personalizar el vino con el D-12, el depósito exclusivo que nos dieron a los que nos enamoramos de sus vinos. ¿Y qué se puede decir de Viña Lanciano?
Paseas por esa joya de viñedo que es Lan, en un recodo del Ebro, a las puertas de Logroño, un terruño único y singular y te cuentan la historia de cada hectárea, de cada fila, de cada viña, casi casi de cada cepa porque ves cómo las miman y piensas que de ahí pueden salir grandes vinos. Y si, además, en un paseo te enseñan una zona y te dicen que a partir de allí quieren mostrarse respetuosos con el medio ambiente para ver cómo sale el vino y así poder ampliar aún más la experiencia, tú sabes que lo intentarán con la mejor de las intenciones.
Y eso que en su día te enseñaron se han convertido en realidad, hoy son 5 hectáreas de tempranillo en el mismo viñedo privilegiado de donde salen los mejores vinos de la bodega y con los que la enóloga, María Barua, ha hecho el vino que, además de ser respestuoso con el medio ambiente, es un vino con toda la categoría de LAN. Porque lo que no se puede olvidar es que los vinos que salen de la bodega tienen que tener un criterio y una personalidad, este lo tiene todo.
Este es un vino riojano que huele a limpio, es una mirada honrada al Ebro, sabes que saldrá la honestidad de la tierra y de la tempranillo, es el encuentro con la inocencia porque es el vino sincero, de los que te habla sin metáforas. Sin artificios, con todos los elementos que vienen del viñedo y por eso es un vino que te gusta a la primera, es un placer porque la fruta te embauca, es redondo, la madera está para lo que está, para aportar profundidad para redondear el vino, para marcar el carácter, para hacer que el vino sea atractivo. Es el crianza pero más fresco y juvenil en torno a los 12 euros, perfecto.